I
Don
Pánfilo García representa en la historia familiar un parte aguas,
visionario, trabajador, emprendedor, de costumbres sencillas,
enamoradizo pero leal, amigo de hacer bromas, afecto al teatro y la
zarzuela, filántropo, es el primer García que se sabe que tuvo una
biblioteca en casa, o por lo menos una buena colección de libros,
hablaba español y francés y siempre estaba dispuesto a trabajar por
el bien de la comunidad, amante de restaurantes y licores finos, se
supieron de el algunas anécdotas, siempre en la Ciudad de México,
nunca en Tulancingo y sus alrededores.
II
Don
Pánfilo García representa en la leyenda local un parte aguas, un
ser vil y malintencionado, lleno de dobleces y siempre buscando sacar
provecho de cualquier situación, miserable en su forma de ser y
vestir, aun cuando era inmensamente rico, rodeado de enemigos,
sanguinario y vengativo, su palabra era orden y nadie tenía derecho
a disentir, se dice que era tan malo que firmó un pacto con el
demonio y llegó a tener 99 haciendas, todo el sur del estado de
Hidalgo le perteneció.
Historia
Familiar
Nos
dice mi abuelo en sus memorias que Don Pánfilo habría nacido en
Tulancingo en 1837, primogénito de Don Cristobal, el primer dato
que tenemos es que se casó a los 20 años de edad con una joven
criolla nieta de aragoneses llamada Benita Otamendi, de 18 años de
edad, según los relatos familiares la joven Benita era
extraordinariamente bella y hablaba perfectamente el francés, lo mas
importante es que introdujo a la familia el gusto por la cultura
occidental y por lo suntuoso.
Se
empeñó en pulir la educación de su marido, habituándolo a la vida de
la gran ciudad, para lo que hacían constantes viajes a la capital.
En
1869, a los escasos 30 años de edad muere doña Benita, dejando al
viudo con dos hijos, María de Jesús y Luis García Otamendi.
Don
Pánfilo tenía 32 años al quedar viudo y llevó una vida agitada
dando lugar a una serie de anécdotas que el nunca contó y que jamas
desmintió.
A
la muerte de su padre, hereda la hacienda de San Francisco Londres,
la unió a otras haciendas menores y rancherías, llevando una sana
administración que la llevaría a ser una de las mas ricas de la
región, la hacienda producía cebada, carne y lana, justo en la
época en que las fábricas de hilados se estaban fundando en
Tulancingo.
La
fortuna estaba del lado de don Pánfilo, amigo de trabajar siempre
estaba presente en donde fuera necesario, de manera que nunca dejo su
ropa de trabajo, solía vestir calzón de manta o gamuza y
chaquetilla del mismo material, muy a la manera de los chinacos, eso
si, usaba camisa de fino lino siempre limpia, botonadura de plata y espuelas
damasquinas, jamas uso pistola.
traje de chinaco e india poblana
Esto
dio pie para una de sus anécdotas mas celebradas, estando de visita
en la cuidad de México, pasó al lado de unos lagartijos justo
cuando estos hacían mofa de una mujer que también pasaba por el
lugar, a don Pánfilo le pareció mal la burla y sin pensarlo dos
veces abofeteó al majadero, dando este con todo y traje fino en el
suelo, de inmediato fue rodeado por una nube de estos perfumados y
acartonados personajes, llegó un gendarme y se llevó preso al que
creían era un simple peladito, en la comandancia se llevó a cabo el
careo, el juez al saber la causa condenó al agresor a pagar una
multa de diez pesos o purgar en la cárcel su afrenta, ya se frotaban
las enguantadas manos los contentos catrines, dificilmente juntarían
entre todos ellos el monto de la abultada multa, cuando el peladito
sacó de entre sus ropajes un Azteca de Oro, moneda de veinte pesos.
Silencio
en la sala.
Por
fin el secretario le dice al juez que no había cambio suficiente,
que tendrá que esperar mientras mandan a cambiar la moneda, Don
Pánfilo le dijo al secretario que no había problema, acomodó un
nuevo bofetón al majadero y le dijo al juez -cuenta saldada-
Lagartijos o catrines
Su
vida esta llena de ese tipo de historias, en plazas de toros, joyerías y hasta en un duelo con un capitán del invasor ejército
norteamericano.
duelo con pistolas
La
historia familiar también comenta una plática que tuvo con un viejo
canónigo amigo de la familia, donde el cura reprendía paternalmente
a don Pánfilo por la mala fama que se estaba haciendo dada su vida
disipada, a lo que contesto:
-No
monseñor, la mala fama no me preocupa, lo que me preocuparía sería
la buena fama porque esa nos hace orgullosos.
En
los terrenos de la hacienda había muchos árboles que no era
rentable explotar por la mala condición de los caminos, don Pánfilo
tomó la iniciativa de montar un aserradero, compró la maquinaria en
la Ciudad de México y organizó un tren de carretas con un verdadero
ejército de trabajadores, cocineras, tortilleras, zapadores,
cazadores, carros con agua, víveres, en fin, tres semanas tardaron
en llegar de la ciudad a Singuilucan, toda una hazaña tomando en
cuenta que no había caminos.
No
sabemos la fecha en que murió don Pánfilo, pero si que heredó la
hacienda de San Francisco Londres a su hija María de Jesús y a don
Luis la hacienda de Amolucan, su funeral fue muy concurrido, ese día
se supo que el difunto mantenía casas de asistencia a menesterosos,
una clínica y escuelas, el viejo cura se dio cuenta de el
significado de aquella plática sobre la buena y mala fama.
Leyenda
Local
infierno
Muy
pocas personas tienen una leyendas tan negra como don Pánfilo
García, es tan mala su fama que sus cronistas no se ponen de acuerdo
con el segundo apellido, lo que cuenta la leyenda es que era una
persona que no toleraba que nadie lo contradijera y menos lo
criticara, nadie tenía derecho a faltar al trabajo, ni aun enfermo,
si un peón faltaba a la jornada era arrojado inmediatamente a unas
porquerizas donde tenía unos feroces, grandes y negros puercos a los
que no alimentaba y que devoraban en un santiamén a la persona sin
dejar rastro alguno.
Cuentan
que tuvo 99 haciendas y que siempre que quería comprar la número
cien algo pasaba que se lo impedía, se caía del caballo, estallaba
una tormenta, los dueños se arrepentían de vender, en fin, esto lo
tenía frustrado y mantenía alimentados a los puercos.
En
una ocasión llegó a la hacienda de Exquitlan una pareja de peones
recién casados a pedir trabajo, la joven esposa entró por los ojos
de don Pánfilo y encendió sus mas bajos instintos, aun teniendo
esposa e hijos, aun siendo ella una mujer casada, juró don Pánfilo
hacerla suya.
Satanas
Esa
noche tranquila y fría de luna llena invocó al demonio, justo donde
la sombra de la cruz de la capilla se proyectaba en el suelo apareció
el malo, don Pánfilo le pidió a la mujer de peón y el diablo
accedió, don Pánfilo firmó con sangre aquel pacto y quedó solo en
el lugar, sin darse cuenta de que su sombra había desaparecido, tan
solo la sombra de la cruz seguía dibujada en el frío suelo.
Al
amanecer del siguiente día, encontraron al peón muerto y la viuda
fue a parar a las garras de don Pánfilo, hasta que poco después
harto de ella la arrojó a los puercos.
Nunca
compro ropa acorde a su jerarquía, siempre vistió con ropa humilde
demostrando que él quería tener por tener, la avaricia era su forma
de vida.
Nunca
tuvo amigos, las pocas personas que lo seguían lo hacían por miedo
o por amenazas.
La
única persona a la que quiso fue a su hija doña María de Jesús,
cuentan que un día don Pánfilo encontró a su hija en cálido
romance con un peón, loco de ira mandó encerrar a su hija, mientras
que al peón lo mandó azotar, después de ese terrible castigo lo
hecharían a los puercos, su hija le rogó, le imploró por la vida
del peón, pero don Pánfilo ciego y sordo a las súplicas, terminó
por cumplir su terrible venganza dejando al peón encerrado en las
famosas porquerizas.
Doña
María de Jesús moriría poco después de angustia, terror, miedo y
tristeza.
Desde
ese nefasto día, don Pánfilo perdió la razón, dejó de comer y
poco después moriría solo y sin que nadie le dedicara tan siquiera
un rezo por el descanso de su alma.
Muy
pocos asistieron a su funeral, su cuerpo mal amortajado fue enterrado
de prisa y sin ceremonia, el pueblo estaba dispuesto a olvidarlo,
pero al otro día se encontraron con la terrible sorpresa de que habían desenterrado a don Pánfilo, una vez mas lo sepultaron y una
vez mas lo encontraron desenterrado, había sido tan malo en vida que
ni la tierra lo quería, al siguiente día la gente del pueblo
decidió arrojar el insepulto cadáver en el cráter de El Yolo, un
antiguo volcán extinto al oriente de Tulancingo, muy pocos fueron
los valientes que se atrevieron a llevar el féretro al lugar, de
esos pocos solo cuatro llegaron hasta el cráter y de los cuatro solo
uno regresó, pálido y sin aliento, contó que en el trayecto del
cajón de don Pánfilo se escuchaban leves gemidos, como de madera
resistiéndose a arder, poco después los gemidos dieron paso a ayes,
quejas y al final francos alaridos y golpes, algunos quisieron
abandonar la empresa, pero el suelo se abría a sus pies y caían en
barrancos que se cerraban inmediatamente, el sobreviviente contó que
cuando arrojaron el ataúd de don Pánfilo, unos demonios salieron
del fondo y tomando el cuerpo lo hicieron pedazos ante los gritos
escalofriantes del difunto, los cuatro corrieron de regreso, pero
tres de ellos, presas del pánico, se convirtieron en piedra
conservando las caras retorcidas por el terror, el último
sobreviviente apenas tuvo las fuerzas para contar la desventura y
murió.
Rostros de piedra en Singuilucan
Se
dice que gran parte de la fortuna de don Pánfilo esta enterrada en
la hacienda de Exquitlan, justo donde la luna llena de la media noche
marca el lugar con la sombra de la cruz de la capilla.
Investigación
La
historia de don Pánfilo, su vida y muerte están rodeadas de una
espesa capa de historias y leyendas que hacen difícil saber con
algún grado exactitud lo cierto o lo falso, pero podemos concluir
algunas cosas.
La
historia familiar y la leyenda local no pueden ser mas contrarias, un
mismo hecho -como la vestimenta- es tomada para llegar a distintas
conclusiones, o era muy trabajador o era un avaro irredento, no hay
puntos medios entre sus biógrafos.
Mi
abuelo lo ubica como hijo de don Cristobal y padre de don Luis y doña
María de Jesús García, la leyenda nos dice que ella fue su única
hija, también nos dice que fue dueño de la hacienda de Exquitlan,
sabemos que esta hacienda fue fundada en 1908, por tanto don Pánfilo
estaba vivo para esas fechas, también sabemos que doña María de
Jesús murió en 1919, si damos por buena la fecha que da mi abuelo y
parte de la leyenda, don Pánfilo habría vivido por lo menos 82
años, hay que notar que con esta fecha de nacimiento, nuestro
personaje tendría unos diez años cuando la guerra de intervención
norteamericana y su supuesto duelo.
Hacienda de Exquitlan, foto don Honorato García, 1919
Según
las cuentas de mi abuelo, don Pánfilo habría sido su bisabuelo.
Los
papeles nos muestran otra cosa, fue
hermano y no hijo de don Cristobal, de hecho, don Martín
García López, supuesto hijo fuera de matrimonio de don Cristobal,
lo trataba de "tío" y no de hermano o medio hermano.
No
deja de ser extraño, mi abuelo no conoció a su bisabuelo, pero si
tuvo contacto con su padre y su abuelo, quienes le transmitieron la
historia que nos dejó escrita.
Con
esto no quiero decir que mi abuelo falte a la verdad ni mucho menos,
solo que el escrito es muy tardío y en la familia hubo
después historias muy tormentosas que seguramente revolvieron esa
parte de la historia familiar.
Dice
mi abuelo que don Pánfilo fue un hombre contradictorio, la frase no
puede ser mas acertada.