martes, 17 de julio de 2012

Don Pánfilo, un hombre contradictorio.


I

Don Pánfilo García representa en la historia familiar un parte aguas, visionario, trabajador, emprendedor, de costumbres sencillas, enamoradizo pero leal, amigo de hacer bromas, afecto al teatro y la zarzuela, filántropo, es el primer García que se sabe que tuvo una biblioteca en casa, o por lo menos una buena colección de libros, hablaba español y francés y siempre estaba dispuesto a trabajar por el bien de la comunidad, amante de restaurantes y licores finos, se supieron de el algunas anécdotas, siempre en la Ciudad de México, nunca en Tulancingo y sus alrededores.

II

Don Pánfilo García representa en la leyenda local un parte aguas, un ser vil y malintencionado, lleno de dobleces y siempre buscando sacar provecho de cualquier situación, miserable en su forma de ser y vestir, aun cuando era inmensamente rico, rodeado de enemigos, sanguinario y vengativo, su palabra era orden y nadie tenía derecho a disentir, se dice que era tan malo que firmó un pacto con el demonio y llegó a tener 99 haciendas, todo el sur del estado de Hidalgo le perteneció.

Historia Familiar



Nos dice mi abuelo en sus memorias que Don Pánfilo habría nacido en Tulancingo en 1837, primogénito de Don Cristobal, el primer dato que tenemos es que se casó a los 20 años de edad con una joven criolla nieta de aragoneses llamada Benita Otamendi, de 18 años de edad, según los relatos familiares la joven Benita era extraordinariamente bella y hablaba perfectamente el francés, lo mas importante es que introdujo a la familia el gusto por la cultura occidental y por lo suntuoso.
Se empeñó en pulir la educación de su marido, habituándolo a la vida de la gran ciudad, para lo que hacían constantes viajes a la capital.
En 1869, a los escasos 30 años de edad muere doña Benita, dejando al viudo con dos hijos, María de Jesús y Luis García Otamendi.
Don Pánfilo tenía 32 años al quedar viudo y llevó una vida agitada dando lugar a una serie de anécdotas que el nunca contó y que jamas desmintió.
A la muerte de su padre, hereda la hacienda de San Francisco Londres, la unió a otras haciendas menores y rancherías, llevando una sana administración que la llevaría a ser una de las mas ricas de la región, la hacienda producía cebada, carne y lana, justo en la época en que las fábricas de hilados se estaban fundando en Tulancingo.
La fortuna estaba del lado de don Pánfilo, amigo de trabajar siempre estaba presente en donde fuera necesario, de manera que nunca dejo su ropa de trabajo, solía vestir calzón de manta o gamuza y chaquetilla del mismo material, muy a la manera de los chinacos, eso si, usaba camisa de fino lino siempre limpia, botonadura de plata y espuelas damasquinas, jamas uso pistola.

traje de chinaco e india poblana


Esto dio pie para una de sus anécdotas mas celebradas, estando de visita en la cuidad de México, pasó al lado de unos lagartijos justo cuando estos hacían mofa de una mujer que también pasaba por el lugar, a don Pánfilo le pareció mal la burla y sin pensarlo dos veces abofeteó al majadero, dando este con todo y traje fino en el suelo, de inmediato fue rodeado por una nube de estos perfumados y acartonados personajes, llegó un gendarme y se llevó preso al que creían era un simple peladito, en la comandancia se llevó a cabo el careo, el juez al saber la causa condenó al agresor a pagar una multa de diez pesos o purgar en la cárcel su afrenta, ya se frotaban las enguantadas manos los contentos catrines, dificilmente juntarían entre todos ellos el monto de la abultada multa, cuando el peladito sacó de entre sus ropajes un Azteca de Oro, moneda de veinte pesos.
Silencio en la sala.
Por fin el secretario le dice al juez que no había cambio suficiente, que tendrá que esperar mientras mandan a cambiar la moneda, Don Pánfilo le dijo al secretario que no había problema, acomodó un nuevo bofetón al majadero y le dijo al juez -cuenta saldada-

Lagartijos o catrines

Su vida esta llena de ese tipo de historias, en plazas de toros,  joyerías y hasta en un duelo con un capitán del invasor ejército norteamericano.

duelo con pistolas

La historia familiar también comenta una plática que tuvo con un viejo canónigo amigo de la familia, donde el cura reprendía paternalmente a don Pánfilo por la mala fama que se estaba haciendo dada su vida disipada, a lo que contesto:
-No monseñor, la mala fama no me preocupa, lo que me preocuparía sería la buena fama porque esa nos hace orgullosos.
En los terrenos de la hacienda había muchos árboles que no era rentable explotar por la mala condición de los caminos, don Pánfilo tomó la iniciativa de montar un aserradero, compró la maquinaria en la Ciudad de México y organizó un tren de carretas con un verdadero ejército de trabajadores, cocineras, tortilleras, zapadores, cazadores, carros con agua, víveres, en fin, tres semanas tardaron en llegar de la ciudad a Singuilucan, toda una hazaña tomando en cuenta que no había caminos.
No sabemos la fecha en que murió don Pánfilo, pero si que heredó la hacienda de San Francisco Londres a su hija María de Jesús y a don Luis la hacienda de Amolucan, su funeral fue muy concurrido, ese día se supo que el difunto mantenía casas de asistencia a menesterosos, una clínica y escuelas, el viejo cura se dio cuenta de el significado de aquella plática sobre la buena y mala fama.

Leyenda Local

infierno

Muy pocas personas tienen una leyendas tan negra como don Pánfilo García, es tan mala su fama que sus cronistas no se ponen de acuerdo con el segundo apellido, lo que cuenta la leyenda es que era una persona que no toleraba que nadie lo contradijera y menos lo criticara, nadie tenía derecho a faltar al trabajo, ni aun enfermo, si un peón faltaba a la jornada era arrojado inmediatamente a unas porquerizas donde tenía unos feroces, grandes y negros puercos a los que no alimentaba y que devoraban en un santiamén a la persona sin dejar rastro alguno.


Cuentan que tuvo 99 haciendas y que siempre que quería comprar la número cien algo pasaba que se lo impedía, se caía del caballo, estallaba una tormenta, los dueños se arrepentían de vender, en fin, esto lo tenía frustrado y mantenía alimentados a los puercos.
En una ocasión llegó a la hacienda de Exquitlan una pareja de peones recién casados a pedir trabajo, la joven esposa entró por los ojos de don Pánfilo y encendió sus mas bajos instintos, aun teniendo esposa e hijos, aun siendo ella una mujer casada, juró don Pánfilo hacerla suya.

Satanas

Esa noche tranquila y fría de luna llena invocó al demonio, justo donde la sombra de la cruz de la capilla se proyectaba en el suelo apareció el malo, don Pánfilo le pidió a la mujer de peón y el diablo accedió, don Pánfilo firmó con sangre aquel pacto y quedó solo en el lugar, sin darse cuenta de que su sombra había desaparecido, tan solo la sombra de la cruz seguía dibujada en el frío suelo.
Al amanecer del siguiente día, encontraron al peón muerto y la viuda fue a parar a las garras de don Pánfilo, hasta que poco después harto de ella la arrojó a los puercos.
Nunca compro ropa acorde a su jerarquía, siempre vistió con ropa humilde demostrando que él quería tener por tener, la avaricia era su forma de vida.
Nunca tuvo amigos, las pocas personas que lo seguían lo hacían por miedo o por amenazas.
La única persona a la que quiso fue a su hija doña María de Jesús, cuentan que un día don Pánfilo encontró a su hija en cálido romance con un peón, loco de ira mandó encerrar a su hija, mientras que al peón lo mandó azotar, después de ese terrible castigo lo hecharían a los puercos, su hija le rogó, le imploró por la vida del peón, pero don Pánfilo ciego y sordo a las súplicas, terminó por cumplir su terrible venganza dejando al peón encerrado en las famosas porquerizas.
Doña María de Jesús moriría poco después de angustia, terror, miedo y tristeza.
Desde ese nefasto día, don Pánfilo perdió la razón, dejó de comer y poco después moriría solo y sin que nadie le dedicara tan siquiera un rezo por el descanso de su alma.



Muy pocos asistieron a su funeral, su cuerpo mal amortajado fue enterrado de prisa y sin ceremonia, el pueblo estaba dispuesto a olvidarlo, pero al otro día se encontraron con la terrible sorpresa de que habían desenterrado a don Pánfilo, una vez mas lo sepultaron y una vez mas lo encontraron desenterrado, había sido tan malo en vida que ni la tierra lo quería, al siguiente día la gente del pueblo decidió arrojar el insepulto cadáver en el cráter de El Yolo, un antiguo volcán extinto al oriente de Tulancingo, muy pocos fueron los valientes que se atrevieron a llevar el féretro al lugar, de esos pocos solo cuatro llegaron hasta el cráter y de los cuatro solo uno regresó, pálido y sin aliento, contó que en el trayecto del cajón de don Pánfilo se escuchaban leves gemidos, como de madera resistiéndose a arder, poco después los gemidos dieron paso a ayes, quejas y al final francos alaridos y golpes, algunos quisieron abandonar la empresa, pero el suelo se abría a sus pies y caían en barrancos que se cerraban inmediatamente, el sobreviviente contó que cuando arrojaron el ataúd de don Pánfilo, unos demonios salieron del fondo y tomando el cuerpo lo hicieron pedazos ante los gritos escalofriantes del difunto, los cuatro corrieron de regreso, pero tres de ellos, presas del pánico, se convirtieron en piedra conservando las caras retorcidas por el terror, el último sobreviviente apenas tuvo las fuerzas para contar la desventura y murió.

Rostros de piedra en Singuilucan

Se dice que gran parte de la fortuna de don Pánfilo esta enterrada en la hacienda de Exquitlan, justo donde la luna llena de la media noche marca el lugar con la sombra de la cruz de la capilla.

Investigación

La historia de don Pánfilo, su vida y muerte están rodeadas de una espesa capa de historias y leyendas que hacen difícil saber con algún grado exactitud lo cierto o lo falso, pero podemos concluir algunas cosas.
La historia familiar y la leyenda local no pueden ser mas contrarias, un mismo hecho -como la vestimenta- es tomada para llegar a distintas conclusiones, o era muy trabajador o era un avaro irredento, no hay puntos medios entre sus biógrafos.
Mi abuelo lo ubica como hijo de don Cristobal y padre de don Luis y doña María de Jesús García, la leyenda nos dice que ella fue su única hija, también nos dice que fue dueño de la hacienda de Exquitlan, sabemos que esta hacienda fue fundada en 1908, por tanto don Pánfilo estaba vivo para esas fechas, también sabemos que doña María de Jesús murió en 1919, si damos por buena la fecha que da mi abuelo y parte de la leyenda, don Pánfilo habría vivido por lo menos 82 años, hay que notar que con esta fecha de nacimiento, nuestro personaje tendría unos diez años cuando la guerra de intervención norteamericana y su supuesto duelo.

Hacienda de Exquitlan, foto don Honorato García, 1919

Según las cuentas de mi abuelo, don Pánfilo habría sido su bisabuelo.
Los papeles nos muestran otra cosa, fue hermano y no hijo de don Cristobal, de hecho, don Martín García López, supuesto hijo fuera de matrimonio de don Cristobal, lo trataba de "tío" y no de hermano o medio hermano.
No deja de ser extraño, mi abuelo no conoció a su bisabuelo, pero si tuvo contacto con su padre y su abuelo, quienes le transmitieron la historia que nos dejó escrita.
Con esto no quiero decir que mi abuelo falte a la verdad ni mucho menos, solo que el escrito es muy tardío y en la familia hubo después historias muy tormentosas que seguramente revolvieron esa parte de la historia familiar.
Dice mi abuelo que don Pánfilo fue un hombre contradictorio, la frase no puede ser mas acertada.